"Convertir los conflictos en oportunidades para fortalecer y mejorar la relación"
Con ese ideal de pareja que aparece en muchos medios de comunicación y nuestra propia visión romántica de pareja se suele creer que la pareja perfecta es la que no discute nunca, sin embargo, una pareja que jamás discute probablemente esté teniendo un actitud excesivamente pasiva, tal vez complaciendo en exceso a su pareja y dejándose llevar por los deseos y necesidades del otro dejando las suyas en un segundo plano. A veces por miedo a comenzar un conflicto, pueden callar y quedarse molestos, permitiendo que ese malestar vaya en aumento hasta que termine expresándose de manera indirecta e inadecuada.
En la vida van a surgir problemas y discrepancias, vamos a hacer cosas que molesten al otro sin darnos cuenta y el otro hará cosas que nos molesten a nosotros, surgirán sentimientos negativos como el enfado, frustración y decepción. Entendamos que somos seres distintos con diferentes personalidades, educaciones, experiencias y formas de ver el mundo también distintas. Expresar a la pareja las cosas que nos hacen sentir mal puede evitar grandes conflictos posteriores, darnos la oportunidad de seguir conociéndonos puesto que siempre vamos evolucionando y madurando de diferente manera a nivel individual y, en definitiva, fortalecer, enriquecer y mejorar la calidad y satisfacción de nuestra vida en pareja. Algunas personas piensan que las cosas terminan pasando si hacemos como que no han sucedido, nada más lejos de la realidad. Los conflictos que no se abordan reaparecerán una y otra vez, como heridas sin cerrar, cuando vuelvan a darse circunstancias parecidas a las que las provocaron inicialmente y se expresarán de formas indirectas la mayor parte de las veces.
Las emociones negativas no deben expresarse con la intención de agredir y herir a la pareja, sino con el objetivo de poder comunicar al otro el motivo por el cual nosotros nos sentimos heridos y dolidos, con la intención de mejorar la satisfacción en pareja.
DE FORMA DIRECTA
Comunicar sin rodeos qué conducta del otro nos molesta
<la música tan alta me molesta en los oídos, por favor, bájala>
DE FORMA ASERTIVA <CONFESANDO> LOS SENTIMIENTOS PROPIOS
Comunicando los sentimientos propios con respecto a la conducta que ha molestado del otro (hablar de lo que hace y no de lo que es)
Hablar desde el “yo” …yo creo…, me molesta…
<Tengo miedo cuando conduces tan deprisa ¿podrías ir más despacio?>
EXPRESÁNDOLOS EN EL MOMENTO
Buscando el lugar y momento más apropiado y cercano al suceso molesto. La forma y elección de palabras, es crucial.
EXPRESÁNDOLOS DE FORMA ACTIVA
<Me gusta cuando hacemos las tareas de la casa juntos, hace que me sienta cerca de ti y tenga la sensación de formar un buen equipo porque la casa es el hogar de los dos>
DESCRIBIENDO LA CONDUCTA DEL OTRO
Describiendo (de forma objetiva) lo que vemos de la conducta molesta del compañero.
Veo que te has duchado y no has puesto la toalla a secar.
DE FORMA INDIRECTA
No expresando de manera clara lo que queremos
<¿no crees que la música está demasiado alta?>
ACUSANDO Y CALIFICANDO A LA OTRA PERSONA DE MALAS FORMAS O AGRESIVAMENTE
Etiquetando y descalificando a toda la persona, sin expresar el comportamiento concreto que le gustaría que el otro modificase.
Hablan de “tú” …tú tienes que ..., tú debes…
<Eres muy mal conductor>
GUARDÁNDOLO (METIENDO Y ACUMULANDO EN EL SACO)
Los malos sentimientos guardados en el interior demasiado tiempo pueden más adelante estallar alejándose de la causa original. Parece que se esté permanentemente en alerta para ir recogiendo más evidencia para justificar la propia ira.
RETIRÁNDOSE PASIVAMENTE
Retirada y enfurruñamiento inapropiado dando vueltas en la cabeza a la conducta molesta, sin expresar al compañero el motivo real.
INTERPRETANDO Y ADIVINANDO LAS MOTIVACIONES DEL OTRO
Suponiendo los motivos de la actuación molesta (siendo lectores de mente)
<nunca pones la toalla a secar y siempre dejas el baño desordenado, sé que lo haces porque yo no te importo>
Merece la pena mencionar, que si para la persona afectada por el comportamiento del otro el sentimiento negativo es insignificante y de poca importancia puede simplemente ignorarlo. De hecho, algunas investigaciones revelan que las parejas con más problemas tienden a intercambiar sentimientos negativos y agresivos en una proporción más alta y más recíprocamente que las que están más satisfechas con su relación. En otras palabras, las parejas con éxito tienden a permitir una cierta cantidad de hostilidad sin tener que <devolverla> al otro. Sería importante aprender a discriminar los sentimientos e incidentes hirientes e importantes de los insignificantes y valorar cuando sí merece la pena hacerles frente.
Mom-Psicología realiza terapia de pareja (+) y terapia sexual (+) en Valencia