Es absolutamente normal y adecuado querer tener un buen estado de salud y cuidarse, pero cuando hablamos de ansiedad por la enfermedad o hipocondría estamos hablando de una preocupación exagerada y desproporcionada que afecta a la vida personal, familiar y laboral de la persona que lo padece ya que termina descuidando todas estas áreas, focalizando toda la atención y estilo de vida en sí misma y haciéndose esclava de este miedo.
¿Qué es la ansiedad por la enfermedad?
Es un miedo a tener, o la convicción de padecer una enfermedad grave a partir de la interpretación personal de síntomas físicos o somáticos. Esta preocupación persiste a pesar de las pruebas y explicaciones médicas oportunas. No existen síntomas somáticos que demuestren tal enfermedad y si existe alguna afección médica o un riesgo a padecerla por algún antecedente familiar, la preocupación es claramente excesiva o desproporcionada.
¿Qué factores podrían originarla?
Haber visto sufrir o morir a un familiar cercano.
Haber leído o visto algo referente a esta enfermedad en los medios de comunicación o tener información sobre una enfermedad cuyos síntomas se cree compartir.
Convivir con familiares o padres con excesiva preocupación hacia las enfermedades o que tienen también ansiedad por la enfermedad.
¿Cómo siente y piensa alguien con ansiedad por la enfermedad?
Se siente frecuentemente débil y enfermo. Se preocupa en exceso y sin tener pruebas médicas que demuestren lo que presupone tener, llegando a obsesionarse sobre la creencia de padecer una grave enfermedad (cáncer, sida, neumonía, infarto…).
Es frecuente que se imagine o se vea a sí misma recibiendo el diagnóstico, comunicándolo a los seres queridos o soportando el dolor y sufrimiento de estar enfermo.
¿Cómo se comporta una persona con este miedo?
Son frecuentes sus visitas al servicio de urgencias en centros sanitarios, solicita en exceso citas con los médicos buscando descartar el diagnóstico temido o puede darse la situación contraria, que no vaya nunca al médico para evitar la posibilidad de recibir la temida noticia.
Busca información sobre enfermedades a través de amigos o internet y dedica parte de su tiempo a hablar de esta preocupación con los demás.
Se autoexamina buscando manchas, tomándose el pulso o comprobando su temperatura en exceso, entre otras conductas.
Mira o comprueba si la sensación temida sigue ahí, provocando en muchos casos que el síntoma o sensación empeore, por ejemplo, si detecta un bulto o ganglio y lo toca de forma continuada puede inflamarlo. La propia ansiedad o miedo a padecer una enfermedad genera tensión en el cuerpo pudiendo facilitar tensión muscular, cefaleas tensionales o un ritmo cardiaco acelerado que esta persona va a interpretar cómo enfermedad y no como ansiedad.
Atiende selectivamente y de forma parcial los cambios corporales teniendo una tendencia a interpretarlos como señales de enfermedad.
Tratamiento y forma de superarlo
El tratamiento psicológico va a consistir en enseñar a la persona a afrontar este temor de una forma diferente, es básico que trate de eliminar los comportamientos anteriores ya que, aunque en apariencia podrían aliviar su malestar durante unas horas o días, a largo plazo, lo que provocan, es seguir manteniendo este miedo.
Se le enseñará a buscar alternativas más realistas a los pensamientos catastróficos y a cambiar su tendencia a atribuir sensaciones y síntomas a enfermedades graves.
De forma graduada deberá exponerse a las situaciones y sensaciones temidas para normalizarlas y conseguir eliminar el miedo y ansiedad hacia ellas.
Mejorar sus habilidades sociales con los demás, aprendiendo a comunicarse de forma más positiva para alejarse de la queja o temática habitual sobre la enfermedad.
Y lo más importe aprender a vivir centrándose en los aspectos positivos de la vida y atendiendo al momento presente, dejando de preocuparse hoy por cosas que probablemente nunca sucedan.