“El miedo a la evaluación negativa de los demás”
Pedro, ha sido invitado a asistir a una comida con unos compañeros antes que la empresa donde trabaja cierre por vacaciones. Él, siempre suele poner una excusa para no ir, pues comenta, que estas situaciones le generan mucha ansiedad y malestar. Suele pensar que se pondrá excesivamente nervioso, que no sabrá de que hablar y que se quedará en blanco, que los demás notarán su nerviosismo y temblor tanto en su voz como en su cuerpo, que les parecerá aburrido y que le rechazarán y que después se sentirá muy disgustado consigo mismo y deprimido.
El miedo social puede ir desde ser un poco tímido (a pesar del malestar, no evitan las situaciones), pasando por tener un miedo específico como por ejemplo a hablar en público (ansiedad social específica) hasta llegar a generalizar este miedo a prácticamente todas las interacciones sociales donde la persona pueda ser evaluada por parte de otros (ansiedad social generalizada).
¿Qué caracteriza a la persona con ansiedad social?
> Siente un miedo intenso a situaciones sociales en las que puede estar expuesta al posible examen por parte de otras personas. Por ejemplo: las interacciones sociales (iniciar o mantener una conversación o conocer a personas nuevas), ser observado (comiendo, bebiendo o escribiendo) o actuar delante de otras personas (dar una opinión o una charla).
> La persona tiene miedo de mostrar síntomas de ansiedad y que la valoren negativamente, es decir, que la humillen o avergüencen y que esto se traduzca en rechazo hacia su persona.
> Las situaciones sociales casi siempre le provocan miedo o ansiedad por lo que tienden a evitarlas o las resiste y soporta a costa de un alto nivel de ansiedad y malestar muy desproporcionado a la amenaza real planteada por la situación social (no representa un peligro real, ni entraña un riesgo para la persona).
> El miedo, la ansiedad o la evitación producen malestar significativo o deterioro en el ámbito social, laboral y emocional o afectivo.
> Tienen una marcada ansiedad anticipatoria al prever situaciones futuras (por ejemplo, preocupación diaria a lo largo de las semanas anteriores a su asistencia a una actividad social).
¿Qué estrategias defensivas suele utilizar para que los demás no perciban su nerviosismo?
La persona con miedo al temblor de manos puede evitar escribir, beber o comer o hacerlo cuando no se le mira.
Una persona con miedo a sudar puede evitar dar la mano o llevar ropa que lo disimule.
Alguien con miedo al silencio, puede hablar sin parar, hacer muchas preguntas o hablar de temas que domina “seguros” o previamente preparados.
Es frecuente que recurran a la automedicación con sustancias (beber antes de asistir a una fiesta).
Prefieren empleos en puestos de trabajo que no requieran entablar contactos sociales.
Programa de tratamiento:
Un pequeño consejo! Si en general, el malestar no es muy alto en situaciones sociales, pero existe cierta incomodidad, por ejemplo, al preguntar en clase o al cruzar un paso de peatones donde uno se siente más observado, es mejor que sin dudarlo se haga y no se evite, de esta forma se previene que el miedo vaya a más y pueda convertirse en un problema mayor.