En las relaciones de pareja, algo que sin duda va a aumentar la unión y satisfacción, es el contacto físico y especialmente el placer sexual compartido. Sin embargo, la realidad es que algo tan natural y sencillo, pueda servir muchas veces para todo lo contrario, para originar problemas y tensiones, convirtiéndose, de este modo, en un fuente de conflictos. Más de un 50% de la población se ve afectada por algún tipo de problema relacionado con el área sexual.
La terapia sexual o el tratamiento de las disfunciones sexuales constituye un área especializada de la psicología. Tiene como finalidad resolver las dificultades relacionadas con el ciclo de la respuesta sexual (deseo, excitación y orgasmo), con el dolor asociado a la relación sexual y con los problemas de comunicación y sufrimiento que en la pareja termina generando todo esto.
La terapia sexual suele considerarse de corta duración si no hay otros problemas graves asociados. La terapia suele comenzar con alguna sesión de información sobre sexualidad por ejemplo “el principal foco o centro de excitabilidad y estimulación de la mujer es el clítoris y no la vagina” o modificando actitudes negativas o prejuicios hacia la sexualidad, para después ir dotando a la pareja de estrategias con la finalidad de que eliminen la “ansiedad por el rendimiento o resultado” (dejar de atender exclusivamente a la erección, el orgasmo o la eyaculación) para centrarse en disfrutar del proceso y convertir el sexo en una experiencia más positiva y satisfactoria para ambos.
Disfunciones sexuales más frecuentes por las que la pareja suele pedir ayuda:
Falta de deseo sexual: Disminución o ausencia de fantasías y deseos de actividad sexual de forma recurrente. (+)
Aversión al sexo: Aversión extrema hacia los contactos sexuales genitales con una pareja, con evitación de la práctica totalidad de los mismos.
Trastorno orgásmico: Ausencia del orgasmo tras una fase de excitación normal tomando en consideración la edad y la intensidad y duración de la estimulación sexual recibida. (+)
Trastorno de la excitación sexual femenina: Incapacidad para obtener o mantener la respuesta de lubricación propia de la fase de excitación hasta la terminación de la actividad sexual.
Vaginismo o dolor genito-pélvico: Dolor intenso vulvo vaginal o pélvico cuando se produce el intento de penetración o durante la relación sexual, existiendo o no tensión o contracción marcada de los músculos del suelo pélvico. Se puede dar aun cuando la mujer responda a la excitación sexual. Algunas relaciones no consumadas son debidas a esta condición.
Disfunción eréctil: Dificultad para lograr la erección o para mantenerla el tiempo suficiente para realizar el coito.
Eyaculación precoz (prematura): Eyaculación persistente o recurrente en respuesta a una estimulación sexual mínima antes, durante o después de la penetración y antes de que la persona lo desee.
Eyaculación retardada: Demora o ausencia de la eyaculación que tiene lugar en un 75% de las relaciones sexuales durante al menos seis meses de duración.
Mom-psicología realiza terapia sexual en Valencia.
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